Llevo más de 5 años dedicándome al mundo de las ventas. He probado casi de todo para captar clientes: desde la puerta fría hasta la venta telefónica, pasando por métodos que he ido aprendiendo sobre la marcha. He vendido productos y servicios de todo tipo, y eso me ha obligado a adaptarme rápido a las necesidades de mis clientes, sea cual sea la situación.
Además, he aprendido a ajustar mi mensaje cuando las cosas cambian: las tendencias del mercado, las prioridades de los clientes, incluso el producto o servicio que ofrezco. Si algo tengo claro es que, para vender, no puedes quedarte estático.
A las dos semanas de empezar como consultor inmobiliario, me di cuenta de algo que me enganchó: me encantaba cada parte del proceso. Disfrutaba de las negociaciones telefónicas, organizar todo hasta la firma en notaría, las visitas con inquilinos o compradores, incluso el hecho de no tener dos días iguales. En ese momento supe que había encontrado mi profesión.